En cualquier mañana de estas los venezolanos nos levantaremos con un cambio
2019 es el año final y habrá un nuevo comienzo de cara al 2020, de eso no tengo ya la menor de las dudas. Sobre las que sí tengo, es sobre lo que he reiterado hasta el cansancio en mis artículos, posiblemente a muchos no les guste este final y el nuevo comienzo.
Vienen cambios y están a la vuelta de la esquina mientras las fuerzas democráticas tienen por delante el reto más difícil de toda su existencia, hacer un giro de 180 grados, dejar de pensar que clavarse cuchillos argumentando que es una “competencia democrática”.
Definir una estrategia completamente distinta y trabajar a marcha rápida y forzada los cien días siguientes pues estos serán los definitivos para demostrar que pueden ser exitosos y ser aptos para gobernar a Venezuela o la comunidad internacional aceptará las alternativas que se están negociando y no precisamente en Oslo.
«La mayoría quiere el cambio»
Seamos honestos, ni en los sueños más salvajes nos habríamos imaginado que los norteamericanos estaban hablando con el sector más “cubano” de las Fuerza Armada.
Hasta hace unos días, usted ni siquiera imaginaba que era factible que el poderoso temible jefe de la policía política estuviera “en la nómina de la CIA” y que hablara con Trump de las sanciones.
Hasta hace unos días usted ni siquiera sospechaba que los mil millonarios sancionados negociaban con Estados Unidos por el chavismo y que los más altos personeros estaban sacando cuentas y ajustando cálculos con los estadounidenses, a ver cuanto dinero salvan.
Hasta hace unos días, usted pensaba que tenían un santuario en República Dominicana y no tenía idea que “la mayoría quiere el cambio”.
Las negociaciones se llevan a cabo a escala planetaria
Imaginemos por las palabras de Abrams lo que no sabemos, preparémonos para lo que desconocemos y estamos a punto de saber, porque esas negociaciones se llevan a cabo a escala planetaria. Pero ¿cuál cambio es el que viene?. Veamos…
La foto del costosísimo 30 de Abril en la que se habría perdido el apoyo de algunos gobiernos y posteriormente Oslo, representan oficialmente la culminación adelantada de la luna de miel del presidente (e) Juan Guaidó.
No es algo malo, ese adelanto también le pasó a Kennedy en un abril con Bahía de Cochinos, simplemente comienza el periodo en el que el apoyo estaría condicionado por el: “si no lo hiciere, que Dios y la Patria os lo demanden”, más que una frase histórica una sentencia que ha recaído sobre todos los Presidentes constitucionales de Venezuela.
Ahora bien, el antichavismo como un todo también tiene la obligación de revisarse, porque una cosa es lo que piensa de sí mismo aquí adentro y otra muy distinta como nos ven desde afuera. Y más si vuelve como un Deja Vu a cometer los mismos errores de 1998, 2014 y 2017.
Los enemigos internos y externos
La principal vulnerabilidad del antichavismo (no somos oposición) se vio claramente reflejada con la llegada de Juan Guaidó, cuyo mayor adversario es su inmensa popularidad.
A partir de ese momento se desataron los demonios internos y la comunidad internacional ha visto en estos meses como varias facciones de la otrora oposición entraron en una guerra a cuchillos, e incluso Guaidó ha tenido desde el primer día una rivalidad permanente en su propio partido, gravísimo error porque están demostrando –como equipo- que con ese comportamiento no tienen manera de garantizar alguna gobernabilidad.
Y aquí el problema no es el partido, que no ha ganado la presidencia con votos, el problema es no entender que la prioridad es Venezuela, construirla desde cero rescatando los principios republicanos e instaurando la democracia.
Ya que luego llegarán los tiempos de aspirar, cómo es lógico pero ahora es inconveniente.
La gobernabilidad no es un tema de ganar elecciones
Y es que la gobernabilidad no es un tema de ganar elecciones, ni de popularidad, ni de tener una presentación de PowerPoint, se trata de un tema de formar gobierno y aplicar programas de gobierno a través de mayorías y de consensos, por eso se llama Poder Ejecutivo, porque ejecuta. Y eso es precisamente lo que quiere ver de nosotros -porque el ejecutivo hoy es nuestro- la comunidad internacional.
Y el antichavismo -como un todo- está muy lejos, siquiera de entenderlo. Lamentablemente. Por otra parte el problema de Oslo como siempre no es el diálogo, ni la negociación. Un canal que he dicho hasta el cansancio debía ser continuo, bajo reglas técnicas concretas, con negociadores o facilitadores profesionales y con las garantías de un país neutral y serio como Noruega, pero con la protección a los negociadores de las potencias involucradas en Venezuela, así como unas precondiciones mínimas y objetivas. Es decir un mecanismo transparente y técnico de negociación permanente y profesional. Que hasta la fecha, sigue sin existir. Por qué lo digo? Porque han cometido el pecado mayor en este tipo de procesos: esconderlo.
“No habrá diálogo, ni negociaciones”
Pero quiérase o no, Oslo tiene dos costos. El primero y como siempre es el costo de la mala sorpresa, tras haber sentenciado y educado a los venezolanos en titulares de prensa mundiales día tras día durante meses que “No habrá diálogo, ni negociaciones”, incluso señalando como colaboracionistas públicamente a quienes pedían diálogo, tras hacer un Acuerdo de Cámara explicando que jamás se prestarían a eso, terminaron como siempre sentados haciendo precisamente eso.
Oslo es pues y nuevamente, un problema severo de inconsistencia política y falta de transparencia que afecta la credibilidad en las bases de las fuerzas democráticas y que pudo ser fácilmente evitado. Existen, como he reiterado, manuales de procedimientos.
No olviden que hay representación del gobierno interino en 56 países que preguntan y su prensa también y hay que darles respuestas de todos los actos y decisiones que aquí se toman. Así funciona la alta política, rindiendo cuentas.
La táctica del oficialismo al criminalizar las negociaciones
El otro costo lógico, aunque no se quiera ver, es que el lenguaje político de la cancillería de Noruega tiene efectos colaterales evidentes en sus pares europeos y latinoamericanos.
Las partes deben “preservar el proceso” han dicho, y eso nos hace pensar que se ha dado luz verde al proceso y al solicitar “tomar la máxima precaución respecto a la reserva que permita llegar a resultados”, obviamente significa que la negociación continuará y que el régimen cumpliera el voto del silencio, que tanto les cuesta y así criminalizar las negociaciones como tantas veces lo han hecho, posiblemente significa que esta vez hicieron propuestas que cayeron bien a Noruega y que enfriarán aún más la tibia posición de Europa.
Démosle la debida atención a esto por favor.
La imagen internacional del “antichavismo” el problema más serio
A la fecha, es la imagen internacional del “antichavismo” el problema más serio que tiene de cara al segundo semestre.
Internamente se piensa exitosa, pero tales éxitos no son percibidos afuera. Internamente prevalece la visión que 56 países apoyan a Guaidó, pero dentro de esos 56 países, la verdad es que reconocen a ambas partes en conflicto. Internamente se cree en la versión victoriosa que sostiene que el 23-E logramos demostrarle al mundo la naturaleza del régimen, pero en esos países ya sabían la naturaleza del régimen y lo que demostramos es el exiguo poder y el divorcio con la FAN.
Esto último no es nuevo, la dirigencia política venezolana nunca ha entendido que ocurre puertas adentro y tampoco se han ocupado de estudiar su comportamiento e intereses. De allí que los mensajes nunca lleguen. Digan lo que digan y hablen con quien hablen, no llegan. Se necesita a un tercero.
La costosa debacle del 30 de abril
De allí a que les cueste comprender la costosa debacle del 30 de abril, una “victoria” más a lo interno, pero en la versión de la comunidad internacional fue la estocada a un toro cuya faena ha sido infortunada.
Si el 23 de Febrero se entibió Trump y se perdió buen parte del apoyo duro de Latinoamérica, el 30 de abril Venezuela fue una bomba en los cimientos de Brasil, cuando el gabinete de Bolsonaro exclamó: “un acto de ingenuidad”.
Y el vicepresidente expresó: “no fue la mejor decisión de Guaidó” (Sao Paulo) mientras el general Augusto Heleno Rivero, asesor del Presidente y jefe de la Casa Militar explicó que “parecía una pelea de hinchas de fútbol” y en rueda de prensa sentenció: “es una prueba de que no hay grandes líderes para conducir una acción más contundente y también parece que no hay suficiente entusiasmo por parte de la población”.
Eso amigos, es la imagen que hay que evitar a toda costa. Los hinchas no son los que están en el campo, son los jugadores profesionales.
La comunidad internacional no ve cambios sin el chavismo
La viejo liderazgo debe entender y ayudar a los jóvenes a comprender que no solo se trata de cómo se sale del problema, ni de negociar, ni de invadir, ni del TIAR, ni del 187, sino de a quien le entreguen el gobierno posteriormente y quienes estarán en capacidad de formar gobierno y garantizar poder sostenerse en el poder.
No hay un solo precedente histórico donde la comunidad internacional le entregara ese poder a una minoría, ni a quienes no estén dispuestos a reagruparse para formar un gobierno en mayoría y eso incluye al chavismo, (la comunidad internacional no ve cambios sin el chavismo incluído, empiecen a digerirlo) pero de lo que sí estoy segura es que no lo entregará a los del concierto y la ayuda humanitaria, mucho menos, a los organizadores del 30 de abril, hasta que demuestren ser exitosos.
“La importancia del chavismo”
La comunidad internacional escuchó claramente a Abrams expresar “la importancia del chavismo”, con esa frase dejó entrever la necesidad de un gobierno tutelado y que el nuevo gobierno estaría conformado como “el Consejo de Estado”, es decir un régimen híbrido con presencia opositora como “mejor proyecto” para “lograr la estabilidad de la nación”.
Y eso es lo que estaría detrás de las negociaciones y lo que vendrá, si los negociadores chavistas dan con la propuesta correcta, ante este escenario Venezuela amanecerá libre del socialismo, pero no libre del todo de la usurpación.
Por eso mi sugerencia para estos cien días siguientes para las fuerzas democráticas es el cambio inmediato es la estrategia, pues se están jugando nada menos que el destino de Venezuela y el de ellos, en estas negociaciones (y repito que no precisamente las de Oslo).
En estos cien días, tienen que cambiar la imagen y posicionarse como gobierno habiendo gobierno. Así que si se compromete con un concierto y recaudar cien millones, recaudémoslos. Si decimos que la ayuda humanitaria entrará, que entre, si decimos que vamos a hacer un plan público de salud, hagámoslo, si vamos a hacer una huelga, cumplamos nuestra palabra.
Si hemos jurado “asumir las competencias” asumámoslas. Porque si no tenemos apoyo para gobernar y no somos exitosos, sencillamente no somos los que gobernaremos, nunca.
Debemos abandonar la pelea a cuchillos interna
Debemos abandonar la ingenuidad, las políticas erradas, la pésima ejecutoria, y dejar de demostrar el escaso apoyo del poder de facto.
Pero más aún abandonar la pelea a cuchillos interna y el reto permanente al líder constitucional y popular, pues es la foto que están viendo afuera permanentemente.
Llegó pues el momento de cambiar en estos cien días y exigir un trabajo metódico y formal, y sobre todo el cese de las facciones en pugna.
Busquen urgentemente reagruparse y unan esfuerzos hoy, que ya mañana podrán asumir sus posiciones de lucha y aspiraciones políticas. Hoy no tienen país para hacerlo. Entiendan de una vez.
Institucionalicen el proceso, cuiden las formas para que las formas cuiden de ustedes. Den apariencia de estar rescatando los Poderes Públicos y las instituciones, reflejen seriedad republicana y compórtense como demócratas a carta cabal.
La democracia es consenso y el gobierno interino reposa sobre las bases de los partidos políticos que hacen vida en la Asamblea Nacional, en las desiciones conjuntas y sobre todo en las ejecuciones de las misas es donde se demuestra que están aptos para gobernar.
Volvamos sobre la mesa de planificación y modelemos un plan y un futuro realista
También les recomiendo abandonar dogmas absurdos e ingenuos que hacen mucho daño a estos procesos por crear falsas expectativas, como por ejemplo que podremos gobernar solo porque hicimos elecciones, o mantras que representan camisas de fuerza como el del Cese de la usurpación.
Volvamos sobre la mesa de planificación y modelemos un plan y un futuro realista o de otro modo quienes están negociando nuestra libertad, tomarán las decisiones por nosotros. Y como se deduce por las palabras y mensajes subliminales de Pompeo y Abrams, hay ya quienes van adelantados y tienen ventaja.
En cualquier mañana de estas los venezolanos nos levantaremos con un cambio
Así que como en Oslo, esa negociación sigue su curso en el chavismo seguramente afinan esas propuestas de nueva gobernabilidad y el problema lógico es que en los próximos cien días, nos llevemos más sorpresas.
Y si alguno de ellos hace exactamente la propuesta correcta y se da una fórmula de gobierno, casi Venezuela entera y la comunidad internacional lo celebrará y respirará aliviada, aunque hayamos vuelto a 1945 y represente el fin de una fuerza política, tal y como la conocemos.
En cualquier mañana de estas los venezolanos nos levantaremos con un cambio. La oposición tiene que evitar que Trump diga: “Están despedidos”, porque al fin y al cabo, el 30-A demostró que varios contendientes se disputan ganar en este capitulo de “El Aprendiz” y como lo ha demostrado, no hay celebridad que valga. Cambiemos, se los ruego por Venezuela y los venezolanos que hoy están en riesgo, por el futuro y nuestra paz, por favor háganlo que aún estamos a tiempo.
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